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lunes, 21 de abril de 2025

Palabras de Sergio Cedeño en la proyección del documental sobre la vida de Víctor Avelino Uribe.


Muy buenas tardes a todos los presentes.

Cuando recibí la invitación del periodista Cesáreo Silvestre para pronunciar estas breves palabras, jamás dudé en aceptar. 

Dos razones inmediatas surgieron: primero, apoyar la titánica labor periodística y documentalista de uno de nuestros mejores periodistas petromacorisanos, quien ha dedicado su vida a uno de los géneros más hermosos, el de documentar y biografiar vidas. 

Y, segundo, porque la persona que hoy recibe este homenaje es un extraordinario amigo y un ejemplo de servicio comunitario con una hoja impecable.

Conozco tanto al autor como al biografiado desde hace varias décadas. Obviamente, a Víctor Avelino desde mucho antes, cuando nos encontramos en las lides políticas en la década de los años 90. 

A Cesáreo lo conocí una o dos década más tarde, cuando sus inquietudes literarias y periodísticas buscaban un cauce productivo que finalmente encontró en el género de reportajes y biografías de figuras emblemáticas de nuestra sociedad.

Cesáreo Silvestre ha cultivado, con gracia y profundidad, un género tan riguroso como el interpretativo, específicamente la crónica o el reportaje biográfico. Este estilo se caracteriza por tres aspectos fundamentales:

Un enfoque narrativo, donde combina hechos reales con una escritura que evoca la experiencia y la personalidad del personaje, creando relatos cautivadores.

Un contenido investigativo, que exige una profunda exploración de la vida y el contexto histórico del sujeto.

Una visión analítica y subjetiva, en la que el autor interpreta el impacto y legado de los protagonistas en la sociedad.

Este género, por su nivel de exigencia, no es muy practicado, ya que requiere un esfuerzo de investigación y lectura que a menudo carece del atractivo inmediato de las noticias rápidas. 

Sin embargo, Cesáreo ha sido uno de los pocos en nuestra región que lo cultiva, siguiendo quizás los ejemplos de gigantes como Oriana Fallaci, con su estilo apasionado en entrevistas y biografías de figuras culturales y políticas; Ryszard Kapuściński, cuyas crónicas y trabajos biográficos son pilares del periodismo interpretativo; o Emil Ludwig, quien humanizó con elegancia la vida de grandes líderes como Napoleón Bonaparte y Benito Mussolini.

Sobre mi querido amigo Víctor Avelino no profundizaré demasiado, pues la esencia de este homenaje radica en el documental realizado por Cesáreo Silvestre, que hará justicia al hombre excepcional que hoy celebramos. 

Sin embargo, no puedo dejar de resaltar su reciedumbre, humildad y vocación de servicio; cualidades que lo convierten en un portaestandarte de valores que parecieran haber quedado en el pasado.

Víctor Avelino representa la antítesis de nuestra época. Forjó su destino con esfuerzo y trabajo digno, lejos de las trampas, las intrigas y la ambición desmedida. 

Nunca ascendió sobre las ruinas de otros ni se rindió ante los altares de conveniencia. 

Él encarna la moralidad en el ejercicio de la función pública y nos recuerda que el fin jamás podrá justificar los medios.

Hoy me honro al honrarlo. Al hacerlo, me aferro a la esperanza de que no todo está perdido. 

Mientras existan hombres como Víctor Avelino Uribe, la luz de la rectitud y la decencia seguirá brillando, incluso en medio de la adversidad más oscura. 

Que este homenaje sea un faro, un recordatorio eterno de que aún podemos creer en un futuro mejor. 

Mientras haya hombres como él, la esperanza jamás morirá.

Felicidades a Cesáreo por este nuevo aporte. Y congratulaciones a Víctor, por el hoy el depositario de este hermoso documental.

Que Dios los bendiga.

Muchas gracias

1 de mayo del 2025, San Pedro de Macorís.

Palabras de gratitud por escrito del licenciado Sergio Cedeño


Por Cesáreo Silvestre Peguero 

Agradezco profundamente al licenciado Sergio Cedeño por sus palabras pronunciadas en ocasión de la proyección del documental sobre la vida de Víctor Avelino Uribe.

Su intervención, cargada de nobleza, lucidez y verdad, ha sido mucho más que una alocución protocolar: ha sido un tributo sincero, un abrazo de ideas y afectos, una ofrenda de altura y sentido que honra tanto al homenajeado como al humilde autor de esta obra.

El licenciado Cedeño ha sabido captar con maestría el espíritu que anima mi vocación: esa inquietud de contar vidas, de atrapar la memoria, de alzar la voz por los que merecen ser recordados, no por la vanidad, sino por el ejemplo. Su generoso reconocimiento al esfuerzo de quienes cultivamos el periodismo biográfico, no solo enaltece esta labor, sino que impulsa a seguirla ejerciendo con rigor, respeto y amor por la verdad.

Pero más aún le agradezco su exaltación de don Víctor Avelino Uribe, ese faro de integridad y templanza que en su persona encarna lo mejor de nuestra historia reciente. Cedeño, con mirada serena y palabra precisa, ha trazado un perfil humano, firme y sin estridencias, que honra a quien verdaderamente honra.

Le admiro, le respeto, y le agradezco con el alma. En cada frase suya he sentido la fuerza del compromiso con la patria, con la decencia y con la esperanza.

Dios le bendiga siempre, licenciado Sergio Cedeño. Gracias por elevar con su palabra este momento y por recordarnos que la verdad dicha con belleza también salva.

San Pedro de Macorís,

1ro de mayo del 2025.

Cesáreo Silvestre Peguero.

Pronunciamiento público ante la desidia institucional y el silencio cómplice.

Por Cesáreo Silvestre Peguero 


San Pedro de Macorís, ciudad de historia y espíritu,

tierra que vio nacer luchas, poetas y causas nobles,

hoy se inclina, adolorida, bajo el peso de su propia indiferencia.

Las instituciones, que deberían sostener la dignidad del pueblo,

son frecuentemente utilizadas como escenario de burlas,

donde algunos se sirven de sus cargos y no sirven a su gente.

He sido testigo directo, y también protagonista,

de un hecho que resume la fragilidad de nuestro orden institucional:

una resolución del honorable Consejo de Regidores,

aprobada en sesión ordinaria el día 9 de febrero del año 2023,

en la que se dispuso un modesto aporte económico para

la producción del documental “Historia y legado de José Blanche”,

fue ignorada sin explicación por el actual síndico, Raymundo Ortiz (Rafa PC),

con un desprecio que hiere no solo a quien suscribe,

sino a la memoria de un luchador sindical que entregó su vida

por la justicia social en esta tierra.

Este atropello no fue solo administrativo. Fue ético. Fue moral.

Fue una bofetada a la cultura, al periodismo,

y al alma viva de San Pedro de Macorís.

Pero más doloroso aún, ha sido el silencio.

El silencio de voces que alguna vez proclamaron principios,

el silencio de los gremios que debieron alzarse,

el silencio de los que, por dádivas o temor,

prefieren callar y no contrariar al poder.

No reclamo por mí.

Reclamo por la historia que no debe ser sepultada en el olvido.

Reclamo por la cultura, por la dignidad,

por el deber de los funcionarios de cumplir con la ley

y por el derecho del ciudadano de ser respetado.

Reclamo porque todavía creo,

con el corazón firme y la fe del justo,

que en este pueblo late una conciencia que aún puede despertar.

No es tarde para recuperar la decencia.

No es tarde para honrar los acuerdos públicos.

No es tarde para que los hombres y mujeres de buena voluntad

reclamen transparencia, verdad y justicia.

San Pedro de Macorís,

despierta.

Que no se diga que en el siglo XXI,

un pueblo que fue faro, se convirtió en sombra.

Llamado a la sensatez desde San Pedro de Macorís


Por Cesáreo Silvestre Peguero


Me dirijo respetuosamente a los líderes y miembros de la oposición política, particularmente de Fuerza del Pueblo y del Partido de la Liberación Dominicana, no como adversario, ni como adversidad, sino como ciudadano consciente, hijo de esta tierra que ha servido desde la palabra, el compromiso cívico y el ejercicio ético del periodismo.

Hoy, la institucionalidad en San Pedro de Macorís tambalea. La voluntad expresa de la Sala Capitular, órgano deliberativo y legítimo del Ayuntamiento, ha sido desacatada, pisoteada, ignorada. Una resolución que reconocía un aporte económico en mi beneficio fruto de años de servicio, entrega y trabajo cultural ha sido burlada por quienes, teniendo el deber de respetar la ley, se colocan por encima de ella.

Esto no es un reclamo personal. Es un grito por el respeto al marco institucional. Porque lo que hoy se me niega a mí, mañana se le negará a otros. Porque cuando se desacatan las decisiones del poder legislativo local, se hiere de muerte el estado de derecho, se debilita la democracia y se fomenta el caos.

A ustedes, Fuerza del Pueblo y PLD, les pido que no miren hacia otro lado. Que asuman su rol fiscalizador, que eleven su voz no por Cesáreo Silvestre solamente, sino por la defensa de los procesos, del orden, de la legalidad. El silencio de la oposición frente al atropello, la convierte en cómplice por omisión.

Este es el tiempo de mostrarse distintos. De demostrar que no se oponen solo por política, sino por principios. Que no son simples aspirantes al poder, sino guardianes del sistema. San Pedro de Macorís, con su historia gloriosa, merece más que componendas, indiferencia y favoritismos.

Como está escrito en proverbios capítulo veintiuno, verso 3: “Hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio.”

Hago este llamado no desde el enojo, sino desde la esperanza de que todavía hay hombres y mujeres con conciencia limpia y sentido de patria. No callaré ante la injusticia, porque el que calla consiente, y yo prefiero ser herido por hablar con verdad que recompensado por guardar silencio cómplice.

Llamado a los gremios periodísticos, culturales y sociales.



Por Cesáreo Silvestre Peguero 

A ustedes, hermanos y hermanas del quehacer cultural,

a los periodistas, escritores, gestores,

a los hombres y mujeres que han hecho de la palabra y el arte

su trinchera para defender la memoria y la verdad:

¡Es tiempo de levantarse!

No podemos seguir siendo testigos mudos

de atropellos que, aunque parezcan pequeños,

son síntomas de una enfermedad mayor:

la indiferencia institucional,

el irrespeto a los acuerdos legítimos,

el uso del poder para premiar la sumisión

y castigar la conciencia libre.

Los invito, los convoco, los interpelo.

No por un caso personal,

sino por el principio que todos decimos defender.

Si un acuerdo del Consejo de Regidores puede ser ignorado

sin que ninguna voz se alce,

¿qué mensaje estamos dejando a las generaciones que vienen?

¿Vale más una prebenda que la verdad?

¿Vale más una fotografía con el poder que la memoria de nuestros héroes?

¿Acaso no es nuestra responsabilidad proteger la historia

de hombres como José Blanche,

que no negociaron su conciencia ni su lucha?

La cultura no puede ser cómplice.

El periodismo no puede ser rehén.

La sociedad no puede ser sorda ni ciega

ante el desprecio institucionalizado.

Por eso, convoco a los gremios periodísticos,

a las asociaciones de artistas, escritores, documentalistas,

a los centros culturales, a las universidades,

a pronunciarse, a no callar, a reclamar.

No por mí. Por nosotros. Por la historia.

Por lo que somos… y lo que aún podemos llegar a ser.