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El civismo, la fuerza silenciosa que hace avanzar a las sociedades

El civismo, la fuerza silenciosa que hace avan Muchos afirman que los problemas a El civismo es una virtud privada, de gran util...

domingo, 7 de septiembre de 2025

El civismo, la fuerza silenciosa que hace avanzar a las sociedades

El civismo, la fuerza silenciosa que hace avan

Muchos afirman que los problemas a





El civismo es una virtud privada, de gran utilidad pública, está inherente en la vida política y social; da nacimiento a todas las virtudes particulares. A menudo se ve reducido al discurso de las obligaciones, se olvida de la solidaridad colectiva, del orden público, la moral, del orden social, el civismo de los deberes ese si es obligatorio.

No es una cortesía social, va más allá de la intención generosa y altruista, se trata de comportamientos cotidianos de negociación con uno mismo, pero involucra a la administración pública, a las deliberaciones de los comportamientos de la sociedad compleja en la que convivimos.

Compromete lo colectivo, ese lugar de mediación, de intercambio entre lo público y lo privado, involucra las formas del ejercicio de la ciudadanía, de los derechos y deberes, del vivir juntos, supone compromisos; es donde están implícitos los intereses particulares y las leyes votadas en nombre del interés general.

Las pequeñas cortesías transforman sociedades enteras, pero vivimos en el sálvese quien pueda. Las sociedades más prosperas han cultivado comportamientos como: el respeto, la honestidad, los actos de cortesía son la herramienta que hacen avanzadas a las sociedades.

Son actos tan cotidianos como recoger basura, ceder el paso, el asiento en el autobús a un adulto mayor, a una mujer embarazada, al que padece discapacidad. Las sociedades con alto civismo cultivan la ciudadanía, tienen menos criminalidad, más cooperación, menos infracciones y mejor convivencia.

Las practicas cívicas se manifiestan en el espacio público, pero los comportamientos de las personas son como en la adolescencia, romper las reglas, las privadas y las públicas como: no respetar la luz del semáforo, el estacionamiento público, tiran colillas de cigarro sin pensar que pueden causar un incendio, los que no recogen los desechos de sus mascotas, los usuarios en redes sociales que insultan desde la cobardía del anonimato. La grosería, los comportamientos como el soborno, el bullying, la corrupción se han vuelto la norma y la cortesía y la amabilidad son cada vez más escasos.

Tenemos que reconocer en los tiempos de tecnología vivimos interconectados, somos parte de un sistema familiar y social, nuestras acciones afectan el bienestar colectivo, la indiferencia disfrazada de tolerancia es tan destructiva como la agresión directa. A la sociedad con la violencia incontrolable que sufrimos y el gobierno por no aplicar la ley está costando muy cara, no solo en lo económico, para tratar de controlar se necesitan más policías, más armas, más burocracia, más hospitales y más expertos para identificar a los muertos.

Es un hecho, hace falta empatía, compasión, se han ido perdiendo por el nivel de violencia y el estado de indefensión en el que vivimos, la desconfianza en las autoridades se la han ganado a pulso.

Hemos normalizado la violencia. Necesitamos cultivar los valores: la empatía, la cooperación, la tolerancia, el respeto y la compasión son indispensables para vivir en comunidad, con paz interior y en el entorno social.

Cuando mis nietos estaban pequeños de repente como un juego, el niño le dio un golpe en la cara a su hermana, se dio la vuelta y se fue como si nada, su hermana lloraba desconsolada. Lo regresé, lo puse frente a ella y le dije: mira cómo está sufriendo, tómale la mano y ofrece disculpas, se logró la empatía: “¡Hermanita me perdonas!”. “Si te perdono” se abrazaron. Pasaron los años y son los mejores amigos.

Rosa Chávez Cárdenas
Colaboradora EP
Psicóloga, Homeópata, Terapeuta Fam. y Escritora.


La IA, aunque quieran hacernos creer otra cosa, nunca podrá hacer periodismo. ISAAC MARCET

Resistencia del periodismo contra la ‘tiranIA’.
¿Permitiremos que nos informe y gobierne un déspota hecho de unos y ceros? ¿Dejaremos que la máquina sea la única intermediaria entre el mundo y nosotros?.

podrá hacer periodismo. Y no porque no quiera, sino porque no puede. Para ser periodista, el primer requisito es sentir empatía hacia al débil. La voluntad del periodismo siempre fue poner al poder contra las cuerdas; no ser su esbirro.

¿De qué sirve informarnos de los peligros del poder si es el propio poder el que nos informa?, debemos preguntarnos. Y más urgente aún: ¿todavía estamos a tiempo para hacer algo al respecto?

Ante el tirano, tanto ayer como hoy, necesitamos la insolencia y valentía de un niño para decir lo que nadie se atreve a decir. Únicamente así podremos resistir el golpe de la tiranIA. De lo contrario, nos hará creer con sus algoritmos generativos que viste con las mejores galas, como en el cuento, y no que, en realidad, está desnudo. En eso consistía la democracia.

ISAAC MARCET


Macroestudio internacional señala al intestino como clave en la prevención del alzhéimer y párkinson

Según un macroestudio internacional publicado en Science Advances, los trastornos digestivos podrían convertirse en una señal de alerta temprana para enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson. El trabajo, en el que han participado investigadores españoles, británicos, brasileños y estadounidenses, ha analizado datos de más de 500.000 personas y concluye que patologías intestinales como la colitis, la gastritis, la esofagitis o la gastroenteritis están asociadas a un mayor riesgo de desarrollar estas dolencias cerebrales.

El hallazgo refuerza la teoría del eje intestino-cerebro, la compleja red de comunicación bidireccional que conecta ambos órganos a través del nervio vago y la microbiota intestinal. Lo revelador es que estos trastornos digestivos pueden aparecer hasta 15 años antes de que se diagnostique alzhéimer o párkinson.

«Estos datos corroboran evidencias existentes acerca del denominado eje intestino-cerebro, de manera tal que se considera importante el prestar atención a estas patologías del intestino con el fin de hacer un seguimiento detallado a los pacientes e intentar realizar un diagnóstico temprano», señala José Luis Lanciego, investigador del Programa de Terapia Génica en Enfermedades Neurodegenerativas del CIMA (Universidad de Navarra), en declaraciones a SMC España.

El equipo de Mohammad Shafieinouri y sus colegas ha recurrido a tres grandes biobancos (el Biobanco del Reino Unido, el proyecto FinnGen y la base SAIL) para explorar la relación entre 155 diagnósticos relacionados con nutrición, metabolismo y aparato digestivo. Además de los datos clínicos, incorporaron información genética y proteómica, lo que refuerza la robustez de los resultados. De las patologías analizadas, la colitis no infecciosa, la gastritis y la esofagitis fueron las que mostraron mayor asociación con el riesgo de neurodegeneración.

El aparato digestivo ha sido denominado «el segundo cerebro» debido a la enorme cantidad de neuronas presentes en su capa submucosa y a la relevancia de la microbiota. Su desequilibrio, conocido como disbiosis, se relaciona cada vez más con procesos inflamatorios crónicos y con la aparición de proteínas anómalas como la beta-amiloide, característica del alzhéimer.

Un reciente experimento demostró que al administrar a ratones bacterias orales asociadas a mala salud bucodental, estos desarrollaban depósitos de beta-amiloide similares a los observados en pacientes humanos.

Los investigadores subrayan que este esfuerzo no debe entenderse como una alarma, sino como una oportunidad. La identificación de señales en el aparato digestivo ofrece la posibilidad de diseñar programas de detección precoz y tratamientos dirigidos que retrasen o incluso prevengan el desarrollo de estas enfermedades. «Este esfuerzo ilumina la interacción entre los factores implicados en el eje intestino-cerebro y abre vías para el tratamiento dirigido y el diagnóstico precoz», señala el artículo de Science Advances.

En un contexto en el que el envejecimiento poblacional incrementa la incidencia de trastornos neurodegenerativos, esta investigación aporta un horizonte esperanzador: cuidar la salud intestinal podría ser también cuidar la salud cerebral.

Redacción
En Positivo


Voces silenciadas: el periodismo israelí que resiste la narrativa oficial sobre Gaza

En un país donde la televisión es la fuente principal de información para casi la mitad de la población, contar otra versión de la guerra en Gaza es, en muchos casos, una tarea heroica. Desde el ataque del 7 de octubre de 2023, más de 200 periodistas han muerto en Gaza, la mayoría por ataques del ejército israelí. Mientras tanto, dentro de Israel, los pocos medios que se atreven a mirar más allá del relato oficial enfrentan censura, boicots y amenazas de cierre.

La televisión israelí —los canales 11, 12, 13 y el ultraderechista Canal 14— domina el ecosistema mediático con una narrativa nacionalista, militarista y profundamente alineada con el gobierno de Benjamin Netanyahu. Según el periodista Antonio Pita, corresponsal de El País, “la población israelí está expuesta a narrativas profundamente militaristas y nacionalistas, y esto se extiende desde el centroizquierda sionista hasta la extrema derecha”.

Tras analizar diez horas de emisión continua, Pita concluyó: “La cobertura de los medios está dominada por una mentalidad de ‘ellos o nosotros’. Está siendo muy difícil para los periodistas israelíes mostrar lo que Israel está haciendo con toda su crudeza sin salirse de este marco mental”.

Frente a esta hegemonía mediática, medios independientes como Haaretz, The Seventh Eye, +972 Magazine, Local Call o Hamakom Hachi Ham Bagehenom intentan romper el cerco informativo. Lo hacen sin acceso a audiencias masivas, pero con un compromiso editorial que pone en el centro el sufrimiento palestino y las violaciones de derechos humanos cometidas por Israel.

“Cualquier medio que no sirva como herramienta de propaganda completa para Netanyahu es considerado enemigo o traidor”, denuncia Oren Persico, de The Seventh Eye. La censura militar también juega su papel: los periodistas están obligados por ley a someter ciertos contenidos a revisión antes de publicarlos.

Desde +972 Magazine, el periodista Meron Rapoport lo resume con claridad: “No informan sobre Gaza porque están convencidos de que dañaría el sentimiento general de unidad”. A mediados de 2024, ese medio documentó el uso de inteligencia artificial para generar objetivos de ataque y reportó agresiones de colonos israelíes a civiles palestinos, mientras que en los canales generalistas la imagen de Gaza seguía ausente.

Dor Zommer, redactor jefe de Hamakom Hachi Ham Bagehenom, señala otro obstáculo: la falta de empatía generada por el trauma nacional del ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre. “Si escuchan que lo que sus maridos o padres están haciendo en Gaza son crímenes de guerra, no seguirán viendo la televisión”.

El periodismo independiente en Israel es minoritario, pero sigue siendo esencial.

Redacción
En Positivo


Cómo prevenir la fatiga suprarrenal

El estrés es la energía de la vida, solo los muertos no tienen estrés, lo que nos afecta es el exceso de estrés. El estrés es la alarma ante una amenaza de peligro, pone en funcionamiento una serie de mecanismos fisiológicos que preparan al organismo para hacerle frente a las amenazas: correr o luchar, el problema es que de tantos estímulos estamos en alerta y eso desgasta, crea tensión, dolores musculares y síntomas digestivos.

Las glándulas suprarrenales son las encargadas de la producción de las hormonas del estrés: la adrenalina y el cortisol.

Cuando cargamos con demasiadas responsabilidades las glándulas suprarrenales que se encuentran por arriba de los riñones producen más cantidad de la hormona cortisol, de tal manera que las glándulas trabajan en exceso.

Como resultado provoca síntomas como fatiga, problemas de sueño, deseo de orinar, antojos de alimentos dulces, salados y hasta de bebidas embriagantes.

¿Qué es el cortisol? Ese del que tanto hablan, el exceso causa obesidad, problemas de sueño, tensión muscular y hasta mal humor. El cortisol es la hormona del estrés la que prepara al cuerpo para responder a situaciones amenazadoras, además desempeña otras funciones importantes como regular el metabolismo, los niveles de energía y los ritmos circadianos.

Las glándulas suprarrenales son dos órganos diminutos en forma de triángulo situados encima de los riñones, las encargadas de liberar las hormonas del estrés sirven como energía, van a las piernas para correr y a los brazos para defendernos, al no utilizarlas circulan por el cuerpo, de la misma forma como en la prehistoria. El cortisol es más alto por la mañana, para estar alerta en las actividades: levantarse, bañarse, preparar los alimentos, dejar a los hijos en la escuela, desplazarse al trabajo, disminuye por la noche, lo que nos permite descansar.

Los disparos de cortisol son útiles en situaciones estresantes que se producen en breves ráfagas. Pero con factores estresantes a largo plazo, como trabajos exigentes o circunstancias familiares difíciles, los niveles de cortisol pueden permanecer elevados, incluso por la noche, cuando pueden afectar el sueño.

Dormir mal puede agravar los síntomas como fatiga, ansiedad y deseo por comer, un disparador de la alarma como un asalto, un problema grave puede ser el disparador de ataques de ansiedad, de pánico y un trastorno paranoide. El exceso de estrés causa depresión y se pierde la confianza y seguridad en sí mismo.

Tenemos una red cerebral llamada sistema de valoración en donde elegimos las opciones en las que calculamos la recompensa de cada una y tomamos una decisión. Las recompensas cercanas encienden el sistema que nos empuja a actuar y se siente motivación, un festejo, el fin de cursos y en la ludopatía. Cuando las recompensas son lejanas o poco precisas, como esperar que el novio ofrezca matrimonio.

El potasio y el sodio son esenciales para el funcionamiento de los millones de células en el cuerpo, para mantener niveles adecuados de líquidos y mover los músculos. Hace unos años el CEO de Twitter reveló que tomaba agua con sal todos los días, incluso que le agregaba al café, a partir de ahí se volvió tendencia. El sodio es un mineral esencial en la dieta, pero requerimos una pequeña cantidad, el exceso tiene efectos secundarios como hipertensión, problemas cardiovasculares, cálculos renales y osteoporosis. También circula un licuado para contrarrestar la fatiga: jugo de naranja, agua de coco y una pizca de sal, para las que padecen presión arterial baja si es recomendable, pero, la sal para los hipertensos solo de vez en cuando. La sal de Himalaya o la sal rosa, está de moda, es más cara, pero no es sal de mar, es una piedra, no se desbarata al cocinar los alimentos.

La recomendación para el buen funcionamiento está en la alimentación ingerir frutas; cítricos, mango, aguacates, camote, el plátano es rico en potasio y para tal efecto tenemos variedades: el tabasco, el macho, el dominico, el intermedio en tamaño tiene menos azúcar, es una variedad que pueden ingerir las personas con diabetes.

La otra recomendación es ejercitarse sobre todo los que trabajan frente a las pantallas, si el cerebro tiene mucha actividad, el aparato digestivo es el segundo cerebro y las consecuencias son: gastritis y colitis.

Rosa Chávez Cárdenas
Colaboradora EP
Psicóloga, Homeópata, Terapeuta Fam. y Escritora


Una iniciativa global exige el derecho de prensa en Gaza frente a la ofensiva israelí

La última ofensiva israelí sobre Gaza, centrada ahora en la ocupación total de la ciudad, ha vuelto a dejar a la prensa en el punto de mira. Miles de familias se hacinan en la franja occidental de la urbe, junto a la costa, tras haber sido expulsadas de los barrios orientales. Según Naciones Unidas, solo entre el 12 y el 20 de agosto más de 16.000 personas se desplazaron hacia el sur y el oeste por la intensificación de los ataques. Muchos de los que hoy malviven en Ciudad de Gaza ya habían huido antes del norte de la Franja, arrasado meses atrás.

En este contexto, el periodismo local e internacional se enfrenta a un asedio sin precedentes. Más de 200 reporteros palestinos han muerto en Gaza bajo el fuego israelí en apenas dos años —250, según las autoridades gazatíes—, una cifra sin parangón en la historia reciente y concentrada en un lapso brevísimo.

El pasado 25 de agosto, un ataque contra el hospital Al Nasser acabó con la vida de cinco periodistas: Hosam al Masri (Reuters), Mariam Abu Dagga (The Independent Arabia y Associated Press), Moaz Abu Taha (NBC), Mohamad Salama (Al Yazira) y Ahmed Abu Aziz (prensa local). Dos días antes, el cámara Jaled al Madhoun (Palestine TV) había sido abatido mientras grababa el reparto de ayuda alimentaria en una ciudad sumida en la hambruna, según la ONU.

El 11 de agosto, seis informadores más murieron en un ataque selectivo contra una tienda cercana al hospital Al Shifa. Entre ellos estaba Anas al Sharif, conocido rostro de Al Yazira. En todos los casos, Israel ha aducido vínculos de las víctimas con Hamás, sin presentar pruebas sobre esta supuesta vinculación.

Frente a esta escalada, Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la plataforma Avaaz han lanzado una iniciativa global con un mensaje contundente: “Si el Ejército israelí sigue asesinando periodistas a este ritmo, pronto no quedará ninguno en Gaza para informarte”.

Numerosos medios internacionales se han sumado, cada uno reflejando la campaña a su manera. “Lo importante no es la uniformidad, sino la unidad”, remarcan los organizadores.

Medios como La Vanguardia se ha sumado a la iniciativa y ha denunciando con firmeza el asedio a la prensa. Y no es el único gesto simbólico. La carta póstuma de Mariam Abu Dagga a su hijo de 13 años —a quien pedía que, si alguna vez tiene una hija, la llame como ella— se ha convertido en un recordatorio estremecedor de la dimensión humana del periodismo en Gaza. La reportera llevaba más de un año y medio sin ver al niño, evacuado a Emiratos al inicio de la ofensiva.

RSF ya ha presentado cuatro denuncias ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra contra periodistas en Gaza durante los últimos 22 meses. La comunidad internacional asiste con preocupación a esta tragedia, consciente de que sin periodistas no hay relato, ni memoria, ni rendición de cuentas.

Desde En Positivo nos sumamos a esta iniciativa global en defensa del derecho a informar en Gaza.


Hacia una protesta global sin fronteras. JORGE DOBNER

Este septiembre nos encuentra exhaustos, aturdidos y, lo más preocupante, resignados. Los meses de julio y agosto en España han estado marcados por incendios devastadores que arrasaron miles de hectáreas, por inundaciones que dejaron a cientos de familias sin hogar, y por un fango político que, en vez de atender las emergencias, se dedicó a pelear en ruedas de prensa.


En GazaIsrael avanza con su plan de ocupación total, mientras cientos de miles de personas huyen una y otra vez de barrios convertidos en escombros. En Ucrania, la guerra sigue devorando recursos y vidas sin horizonte de paz. En Argentina, algunos opositores han llegado a apedrear a Milei, un gesto que solo alimenta la espiral de violencia y que no debería ser la respuesta al populismo. En Rusia, ni siquiera se puede salir a la calle. Y en las democracias occidentales, líderes como TrumpStarmer Netanyahu exhiben, con distinta intensidad, su desprecio por la protesta ciudadana.

La impotencia se ha convertido en el sentimiento predominante. Sabemos que somos mayoría quienes nos oponemos a las políticas belicistas de Netanyahu o a las ambiciones imperiales de Putin, pero eso no importa: lo decisivo es lo que decida el hombre que habita la Casa Blanca.

Europa, una vez más, se arrodilla ante Washington. Lo resumió el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, en un tuit demoledor: “500 millones de europeos le ruegan a 300 millones de americanos que los protejan de 140 millones de rusos que no han podido vencer a 50 millones de ucranianos en tres años”. Una fotografía brutal de la irrelevancia.

En España, la tragedia veraniega de los incendios mostró hasta qué punto el cortoplacismo electoral prevalece sobre la prevención. La crisis migratoria volvió a exhibir la falta de acuerdos básicos para integrar a menores llegados a Canarias. Y mientras tanto, los líderes siguen discutiendo quién tiene la culpa en lugar de asumir responsabilidades.

En este contexto, la protesta social ya no es una opción: es una necesidad vital. La historia demuestra que sin presión ciudadana los gobiernos rara vez corrigen el rumbo. El problema es que la protesta, aislada y fragmentada, pierde fuerza.

En Israel, los familiares de rehenes que exigen su liberación se enfrentan en solitario a un gobierno que ha decidido prolongar la guerra. Desde Barcelona zarparon veinte barcos de ayuda hacia Gaza; pero para que se escuche de verdad, deberían salir doscientos desde diez puertos distintos. En Reino Unido, Starmer reprime hasta las camisetas con el lema Free Palestine. Y en Estados Unidos, Trump ha convertido su campaña en una cacería de inmigrantes, al tiempo que bloquea la voz palestina en la ONU.

La conclusión es clara: hace falta un sistema de protesta global. Una red ciudadana transnacional que supere fronteras y nacionalidades, que multiplique la presión y vuelva insoportable la indiferencia de los gobernantes.

Porque si el poder se ha globalizado —los mercados, las guerras, las decisiones que afectan a millones—, también debe globalizarse la resistencia.

La erosión democrática no suele llegar con un golpe seco, sino con pequeñas cesiones que el cansancio social permite. Cada mentira repetida, cada derecho restringido, cada protesta criminalizada erosiona el suelo común hasta que un día descubrimos que ya no queda nada que defender.

Esa es la estrategia de los sátrapas como Putin, Trump, Netanyahu o Maduro, y de los aprendices de caudillo que crecen en nuestras propias democracias. Generar impotencia es su manera de perpetuarse.

Pero si algo nos enseña es que aún estamos a tiempo de revertirlo. El esfuerzo individual puede parecer irrelevante, pero sumado al de miles, millones de personas, construye una fuerza imparable.

Resistir significa no aceptar la normalización de la violencia, no tragar bulos ni discursos de odio, exigir cuentas a nuestros gobernantes, salir a la calle cuando toque y participar activamente en la vida pública.

Votar sigue siendo un mínimo indispensable, pero no suficiente: hay que implicarse en asociaciones, asambleas vecinales, movimientos ambientales y digitales.

El reto es inmenso, pero no imposible. Un sistema de protesta global puede ser la vacuna contra la indiferencia. Porque si no somos capaces de alzar la voz juntos, lo seguirán decidiendo por nosotros los de siempre.

JORGE DOBNER