La última ofensiva israelí sobre Gaza, centrada ahora en la ocupación total de la ciudad, ha vuelto a dejar a la prensa en el punto de mira. Miles de familias se hacinan en la franja occidental de la urbe, junto a la costa, tras haber sido expulsadas de los barrios orientales. Según Naciones Unidas, solo entre el 12 y el 20 de agosto más de 16.000 personas se desplazaron hacia el sur y el oeste por la intensificación de los ataques. Muchos de los que hoy malviven en Ciudad de Gaza ya habían huido antes del norte de la Franja, arrasado meses atrás.
En este contexto, el periodismo local e internacional se enfrenta a un asedio sin precedentes. Más de 200 reporteros palestinos han muerto en Gaza bajo el fuego israelí en apenas dos años —250, según las autoridades gazatíes—, una cifra sin parangón en la historia reciente y concentrada en un lapso brevísimo.
El pasado 25 de agosto, un ataque contra el hospital Al Nasser acabó con la vida de cinco periodistas: Hosam al Masri (Reuters), Mariam Abu Dagga (The Independent Arabia y Associated Press), Moaz Abu Taha (NBC), Mohamad Salama (Al Yazira) y Ahmed Abu Aziz (prensa local). Dos días antes, el cámara Jaled al Madhoun (Palestine TV) había sido abatido mientras grababa el reparto de ayuda alimentaria en una ciudad sumida en la hambruna, según la ONU.
El 11 de agosto, seis informadores más murieron en un ataque selectivo contra una tienda cercana al hospital Al Shifa. Entre ellos estaba Anas al Sharif, conocido rostro de Al Yazira. En todos los casos, Israel ha aducido vínculos de las víctimas con Hamás, sin presentar pruebas sobre esta supuesta vinculación.
Frente a esta escalada, Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la plataforma Avaaz han lanzado una iniciativa global con un mensaje contundente: “Si el Ejército israelí sigue asesinando periodistas a este ritmo, pronto no quedará ninguno en Gaza para informarte”.
Numerosos medios internacionales se han sumado, cada uno reflejando la campaña a su manera. “Lo importante no es la uniformidad, sino la unidad”, remarcan los organizadores.
Medios como La Vanguardia se ha sumado a la iniciativa y ha denunciando con firmeza el asedio a la prensa. Y no es el único gesto simbólico. La carta póstuma de Mariam Abu Dagga a su hijo de 13 años —a quien pedía que, si alguna vez tiene una hija, la llame como ella— se ha convertido en un recordatorio estremecedor de la dimensión humana del periodismo en Gaza. La reportera llevaba más de un año y medio sin ver al niño, evacuado a Emiratos al inicio de la ofensiva.
RSF ya ha presentado cuatro denuncias ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra contra periodistas en Gaza durante los últimos 22 meses. La comunidad internacional asiste con preocupación a esta tragedia, consciente de que sin periodistas no hay relato, ni memoria, ni rendición de cuentas.
Desde En Positivo nos sumamos a esta iniciativa global en defensa del derecho a informar en Gaza.
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