Por Cesáreo Silvestre Peguero
Pedro Mir Valentín, poeta de la nación, faro de la conciencia,
digno de recordación por su inmortal presencia.
un visionario que denunció con entereza.
Su ayer se adecúa al presente, ante un gobierno sin presedente.
Describió a la nación con exacto fundamento;
aún persiste ese lamento.
Cuando la Guerra de Abril, visualizó al invasor cruento,
mas hoy, la patria se desangra por dentro, persisten los lamentos.
En República Dominicana, él asumió la verdad,
ante la adversidad, mostró sinceridad.
Exclamó con entereza una denuncia real,
con una valentía sin igual.
Al servicio de la patria, mantuvo firme su postura,
fue una honorable figura que rompió la atadura.
En su poema cumbre, "Hay un país en el mundo",
su voz nos proyectó en el universo más profundo.
Se refirió a un país privilegiado por su clima y su verdor,
mas hoy, triste, ha perdido su fulgor.
Un suelo, blanco de la explotación atroz,
del saqueo constante y la corrupción sin voz.
Aún poseemos riquezas y un turismo encantador,
en el mismo trayecto ardiente del sol.
En esta tierra de excepción, ocurren cosas que duelen,
que quiebran el corazón sin ninguna justificación.
Un pueblo que tendrá que organizarse y despolitizarse ya,
luchar sin jamás claudicar y la independencia preservar.
"Si alguien quisiera saber cuál es mi patria,
tendrías que pelear por ella." ¡Que viva nuestra Quisqueya!
Mir evoca en sus versos la dura realidad de un destino cruel,
que el pueblo dominicano vuelve a sentir sobre su piel.
Lo que dijo en el pasado, hoy día lo experimentamos sin calma,
mas a eso al partido de gobierno actual no le ataña.
El poeta nos habla del trajín cotidiano con profundo sentir,
mezclando el arduo trabajo con el anhelo de un mejor porvenir.
Su pregón de lamento y denuncia persiste en este día,
¡Qué sensibilidad humana la del poeta comprometido, que no vende su pudor por congregarse con un partido!