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Perfil del Autor: periodista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero

EL DOCUMENTAL COMO MEMORIA Y VOZ Cesáreo Silvestre Peguero es un investigador, periodista y escritor dominicano cuya...

viernes, 5 de diciembre de 2025

Cuidado con las bajas pasiones

Por Cesáreo Silvestre Peguero

La pasión es inevitable en la vida humana, pero cuando se desborda se convierte en un velo que distorsiona la realidad. Esto se hace más evidente cuando se reconoce el mérito de una figura pública con inclinaciones políticas. Allí, donde debería haber criterio y equilibrio, aparecen las bajas pasiones que ciegan y deforman.

Ocurre con frecuencia: se destaca el aporte de un dirigente por su labor comunitaria, profesional o humana; sin embargo, algunos adversarios no toleran que se reconozca lo bueno si proviene “del otro lado”. Entonces desmeritan el texto, atacan al autor, retuercen la intención. No es análisis: es pasión desordenada. No es crítica sana: es impulso visceral.

La política ha generado un clima donde muchos no quieren ver la verdad si no favorece a su bando. Y ese comportamiento revela un problema mayor: hay corazones gobernados por el fanatismo, no por la razón ni por la justicia. Cuando un aplauso merecido molesta, el problema no está en el homenajeado… está en el que no puede reconocer el bien sin sentirse amenazado.

Por eso hay que advertirlo: la baja pasión no sólo desacredita; también degrada a quien la practica. Cuando alguien se niega a reconocer un valor por simple antagonismo político, se queda pequeño ante la verdad. El mérito no tiene color partidario. El servicio, la dedicación y la integridad merecen respeto, vengan de quien vengan.

La sociedad necesita recuperar una virtud básica: la capacidad de valorar lo correcto aunque provenga del contrario. Sólo así podremos elevar la conversación pública y construir un país donde la justicia no dependa del bando, sino de la verdad misma.

El lenguaje no verbal

La imagen de hace 11 años en Boston, EE. UU., marca un hito: mi inmersión en el estudio de la comunicación no verbal. A lo largo de mi carrera periodística, he confirmado que "hay gestos que nos hablan" con una elocuencia inigualable, superando a menudo el discurso verbal. Esta perspectiva, sumada a los conocimientos adquiridos en Inteligencia Emocional, ha potenciado notablemente mi labor.

A Maris, fortaleza que inspira.

Por Cesáreo Silvestre Peguero 

Una cuñada ejemplar, emprendedora,
Maris mantiene buen ánimo a toda hora.
Madre firme, a sus hijos aferrada,
y en todo trabajo siempre dedicada.
En los días duros jamás ha fallado;
y hoy proclamamos cuánto la hemos amado.
Retos enormes supo atravesar,
sin que su espíritu dejara de avanzar.
Aun cuando la vida cambió su sendero,
siguió adelante con temple sincero.
Su ánimo sostiene, su voz alivia,
y en su presencia se fortalece la familia.
Cocinera sabia, de amplia experiencia,
obra y camina sin sombra de indiferencia.
Para nuestra familia ha sido bendición,
hermana en afecto, en entrega y unión.
Petronila la quiso con noble verdad,
como a una hija en total hermandad.
Hoy celebra 65 años de edad;
¡que el Señor le conceda muchísimos más!

La Integridad Inmortal del poeta Enriquillo Carrión

Por Cesáreo Silvestre Peguero

​Él fue un hombre de valor, declamaba con pasión: Murió sirviendo al Dios creador.
Le debemos recordar, fue un munícipe ejemplar, un poeta singular que a todos supo honrar.
​Se expresaba con gran claridad, se preocupaba por los demás y mostraba su lealtad.
No vivía de apariencia, se mostraba con esencia.
Con integridad sin igual, fue un ser muy especial. 
​Era un hombre íntegro y sin maldad, mostró siempre su bondad.
Fue un luchador antitrujillista en nombre del ciudadano, un digno petromacorisano.
Con su escrito denunciaba, con ahinco reclamaba.
Oponente fuerte a la maldad, proclamaba  libertad.
​Su gran bondad él siempre usó, jamás su principio transigió, su noble espíritu mostró, la dignidad lo caracterizó.
En su poema "Yo soy Macorís,"
Clamó por San Pedro de Macorís.

Dr. Federico Leazard Olivarera: La Esencia Genuina del Guardián Macorisano

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Dr. Federico Leazard Olivarera: La Esencia Genuina del Guardián Macorisano

​Hay seres a quienes distingue su propia naturaleza no fingida, más allá de la percepción externa. Lo que mejor habla de un ser humano es el reflejo de su actuación genuina, desprovista de falsas poses; tal es el espíritu que define al Dr. Federico Atahualpa Leazard Olivarera.
Este repujado médico y escritor de San Pedro de Macorís irradia una cortesía inmutable y un trato que es el eco de su esencia. Siempre ha mostrado un amor prístino por el suelo que lo vio nacer, interesándose en la conservación de la historia y las buenas costumbres de su poblado.
​La Memoria Hecha Libro
​Su lealtad a "Macorís del Mar" ha sido forjada en tinta y papel, dando vida al exquisito libro "Nostalgias Macorisanas".
​Leer esta obra no es solo un acto de lectura, es sumergirse en el origen mismo de San Pedro de Macorís, es redescubrir las referencias históricas que tejen el tapiz de la ciudad oriental. Recomiendo que quien no la haya leído, adquiera este volumen para disfrutar de su interesante contenido.
​El Dr. Leazard pone de manifiesto una lealtad irrenunciable hacia su pueblo. Es un llamado a la conciencia cívica: es necesario que todos adquieran este libro, no como obsequio, sino mediante la compra digna, para que el autor pueda recuperar parte de la inversión de alma e investigación que implica la impresión de una obra de tal calado.
​Raíces y Trayectoria
​Este gran profesional vio la primera luz el 6 de mayo de 1953, en la confluencia de las calles Sánchez y José Bernardino, en el sector Miramar. Es el séptimo de ocho hermanos, fruto de la unión del contable y profesor Hermógenes Leazard Arias y la enfermera Luz Elenia Olívar Montero, de quienes heredó una vocación de servicio y rigor.
​Su formación académica echó raíces en la ciudad: realizó sus estudios primarios en la histórica Escuela Mixta Luis Arturo Bermúdez, continuó los intermedios en el Colegio Evangélico Miguel Limardo y culminó los secundarios en el Colegio Episcopal San Esteban.