La lluvia ha vuelto, y en su caída
Cada gota, un eco suave que me asalta,
recordándome la fragilidad de mis pensamientos
y el eco de tu voz que aún retumba en mi memoria.
La armonía de su fluir, como un río eterno,
ha conmovido mi interior,
despertando en mí una inquietud de ternura,
un anhelo secreto que me ata a tu recuerdo.
Ganas de ti…
como si el universo conspirara
para traerme tu silueta en cada reflejo de agua,
en cada nube que se abre en el cielo,
en el aroma de tierra mojada que invade mis sentidos.
Aunque te siento mía,
la distancia se convierte en un muro invisible.
Tu ausencia es un silencio que pesa,
una sombra que me sigue,
una respiración que no alcanzo a escuchar.
Me encuentro distante sin tu presencia,
como un jardín sin la luz del sol.
Tu esencia es el aire que necesito
para que mi alma vuelva a florecer.
Cada aguacero me recuerda que te espero,
que el tiempo se hace largo en la espera,
pero también que la esperanza renace
como brote verde entre las grietas,
sostenida por la certeza de tu amor.
Y mientras la lluvia no cesa,
mi corazón te pronuncia en silencio,
mi espíritu se eleva en busca de ti.
Eres mi refugio, mi certeza,
mi destino en cada amanecer después de la tormenta.
Autor. -Cesáreo Silvestre Peguero
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