LA DIFERENCIA ENTRE EL MONTÓN

Por Cesáreo Silvestre Peguero

algomasquenoticias@gmail.com 

​En mis años en el ejercicio periodístico, he tenido el privilegio de relacionarme con numerosos funcionarios de distintos niveles. Al conocer a la directora del Distrito Educativo 05-01, Licda. Aurora María Rosado, quien

fue posesionada formalmente en el cargo el pasado 5 de marzo de 2025 en el local del Liceo Gastón Fernando Deligne de San Pedro de Macorís en sustitución del licenciado Manuel Emilio Ramírez Pacheco, debo afirmar sin reservas que me hallo ante una figura excepcional en la Dirección Educativa.

​Aurora María Rosado

pertenece a esa minoría luminosa que se distingue entre el común. Posee un temple sobrio, una serenidad inquebrantable y una firmeza de carácter que no se altera ni ante las más ásperas provocaciones. Su actitud inspira respeto, y su proceder, admiración.

​Su sólida preparación profesional la eleva como una de las figuras más competentes dentro del sistema educativo local. No ocupa su cargo por dádiva ni por politiquería, sino por mérito y capacidad comprobada. En ella, la educación tiene una voz clara y una guía ejemplar, enalteciendo con su ejecutoria la visión del excelentísimo señor presidente Luis Abinader.

​Es de las pocas profesionales que honran su función con hechos, no con discursos. Su accionar cotidiano demuestra que servir al Estado no es un privilegio, sino un compromiso moral con la sociedad.

​Me honra profundamente haber conocido a esta educadora distinguida, de pensamiento estructurado y dominio gerencial admirable. Ojalá que quienes la acompañan en sus labores sepan valorar su entrega y liderazgo, porque en su gestión se refleja el verdadero rostro del deber cumplido.

​Que siga siendo como hasta ahora la diferencia entre el montón, un faro sereno que dignifica la función pública y ennoblece el magisterio, siendo sin duda una persona idónea para asumir en el futuro la Dirección Regional de Educación aquí en San Pedro de Macorís.

Dedicatoria y Cierre Moral:

​Dedico estas líneas a todos los servidores públicos que, como Aurora María Rosado, comprenden que la autoridad no es para lucirse, sino para servir con humildad y sabiduría.

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El verdadero liderazgo no se impone: se gana con ejemplo.

Y cuando una persona, desde la función que ocupa, deja huellas de respeto, justicia y trabajo honesto, se convierte en instrumento útil en las manos de Dios.

​Que este reconocimiento sirva de inspiración a quienes hoy ejercen cargos públicos, para que comprendan que el poder sin virtud es vacío, pero la virtud con poder es bendición para el pueblo.

​¡Este es el texto definitivo! Todas las peticiones están incluidas, y el tono es formal, enfático y altamente específico.