Por Cesáreo Silvestre Peguero
algomasquenoticias@gmail.com
Miren qué verdad más grande. Eso fue lo que hizo Don Amable Mateo Tejeda, el fundador de Pasteles Amables en Hoja.
Él empezó de abajo. Su vida es la prueba de su empuje: dejó de ser un obrero cualquiera en el Ingenio Porvenir y, a fuerza de trabajo, se levantó para ser el empresario exitoso que nos dejó esa pastelería que todo el mundo conoce.
Fue un gran hombre. Dejó este mundo con 96 años de edad, dejando su ejemplo como una marca imborrable en San Pedro de Macorís.
Yo guardo las declaraciones que él me ofreció, las cosas que me contó este gran macorisano. Por mucho tiempo he anhelado contar esta historia en un documental audiovisual competo.
El rasgo central de su vida es su inicio duro: lo despidieron del ingenio, y con los pocos chelitos de su liquidación, y dos latas de aceite vacías (¡que usó para poner y vender los pasteles!), él se tiró a la calle.
Don Amable se hizo su camino con sus propios pies. Empezó a vender justo donde estaba el viejo mercado municipal, y donde hoy, para que lo sepan, está el Banco de Reservas.
Esta es una parte central de cómo un hombre echao' pa'lante, con apenas nada, levantó un negocio que es el orgullo de San Pedro y la tradición de todo el país.
Mensaje a la Juventud
Por eso, muchachos y muchachas, este ejemplo no se puede quedar solo en el recuerdo. Si a Don Amable Mateo Tejeda, después de tantos años de trabajo, lo despidieron y tuvo que empezar con dos latas vacías, y aun así se levantó y montó este imperio, ustedes también pueden. No esperen por la cuna de oro ni por la ayuda grande. Usen lo poco que tengan, pongan la frente en alto, pongan el trabajo por delante, y demuéstrense a ustedes mismos que el camino se hace con el caminar, con las ideas y con las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario