Por Cesáreo Silvestre Peguero
"La corrupción no es un accidente, es un sistema diseñado para que unos pocos cosechen lo que el pueblo siembra."
¡BASTA YA! ESTO NO ES GESTIÓN, ES UNA CONSPIRACIÓN PARA EL SAQUEO. El gobierno y sus funcionarios nos están engañando, y esto es un plan para robar y taparlo. El escándalo del Malecón es la prueba más visible del cinismo.
Nos vendieron la idea de un Malecón renovado y de lujo, prometiendo reactivar el turismo y la economía local, y para eso aprobaron un supuesto costo de 290 millones de pesos. Pero, ¿cuál es la realidad? Hoy el Malecón es un esqueleto de cemento frente al mar, una promesa a medio morir. El dinero se fue en facturas, pero la obra sigue inconclusa y, para colmo, abandonada a su suerte desde hace tiempo. Queda solo como un monumento a la irresponsabilidad y al despilfarro. El gobierno se burla en nuestra cara con esa obra a medio hacer, mientras nos obliga a ignorar problemas de vida o muerte.
LA OPOSICIÓN SE HACE LA CIEGA: Ante esta burla de cemento y este robo evidente, los partidos de oposición Fuerza del Pueblo, el Partido de la Liberación Dominicana, el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Reformista han optado por el silencio. Su inacción es vergonzosa y solo confirma que su indiferencia ante el saqueo tiene un precio político o económico.
EL DEBER DE LA GENTE HONESTA: Este es el momento de la Confraternidad de Iglesias, de la Unión de Juntas de Vecinos y de los Clubes. Su voz debe ser el escudo contra esta malversación. Levántense y manténganse vigilantes, porque la dignidad de Macorís no está en venta. La justicia para el pueblo se exige, no se negocia.
LOS GREMIOS NO PUEDEN CALLAR: Es imprescindible que el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) asuman su rol ético. Tienen la obligación de cuestionar firmemente esta mala acción que amenaza la credibilidad de la prensa.
Para que la gente se calle, el poder paga sobornos directos: dinero que funciona como una licencia para el robo que compra la conciencia de mucha gente de los medios. La ética periodística ha sido vendida por completo; la mayoría son bocinas a sueldo que garantizan que la impunidad siga tragándose el dinero del presupuesto del Estado.
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