Por Cesáreo Silvestre Peguero
"Cuando el dinero de la salud se roba, no se roban billetes; se roban días de vida, esperanza y dignidad."
¡EL ROBO ES DELIBERADO! ESTO NO ES UN GOBIERNO, ES UN ACTO DE PILLAJE. El gobierno y sus funcionarios nos están engañando, y esta negligencia es un plan para saquear las arcas de la salud. El grito por la salud es un lamento ahogado en el Hospital Dr. Antonio Musa. Se anunció unainversión histórica, pero los más de tres mil millones de pesos que despilfarraron solo sirvieron para un maquillaje tonto en la fachada del centro.
¿DÓNDE FUERON A PARAR MÁS DE 3,000 MILLONES DE PESOS?
La carencia es total: el hospital carece de cosas fundamentales. Esta situación es de abandono y negligencia criminal. Los equipos que quedan lucen obsoletos y deficientes, obligando al personal a trabajar con las manos atadas. Además, hay mucha escasez de lo más básico, desde medicamentos hasta material de curación. Por dentro, las emergencias no dan abasto, falta de todo, y la gente sufre. ¡Es la prueba de que, para ellos, la vida de la gente vale menos que el césped de una rotonda!
LA COBARDÍA DE LOS PARTIDOS:
Es inaceptable el silencio cómplice de los partidos de oposición (Fuerza del Pueblo, el Partido de la Liberación Dominicana, el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Reformista). Su indiferencia ante el sufrimiento de los enfermos demuestra que solo les interesa el negocio, no la vida.
LLAMADO AL DEBATE ÉTICO: El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) están obligados a intervenir. Deben liderar un cuestionamiento público contra la malversación de fondos que le roba la vida a nuestra gente.
¡QUE LA SOCIEDAD NO CALLE!
Hago un llamado firme a la Confraternidad de Iglesias, a la Unión de Juntas de Vecinos y toda la sociedad civil: Es urgente que actúen para romper el ciclo de malversación. Tienen el poder de la vigilancia; úsenlo ahora para exigir el fin del abandono.
Para que la gente se calle, el gobierno reparte pagos ocultos: este dinero funciona como una carta blanca para el robo que compra la conciencia de mucha gente de los medios. La moral periodística ha sido subastada; la mayoría son bocinas a sueldo que garantizan que la impunidad siga tragándose el dinero del presupuesto del Estado.
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